Durante muchos años se ha tratado de controlar la higiene y la salud de los bebés hirviendo o esterilizando todo. He llegado a leer que, hace unas décadas, a las madres que amamantaban a sus bebés se les tapaban los pechos con gasas estériles y se les instaba a tener un higiene extraordinaria con ellos para evitar que cogieran infecciones por vía oral.
Hay quienes recomiendan que para la higiene de los pechos sólo debes darte una ducha diaria; otros que debes lavarte con agua de botellón.
¿Esterilizarlo todo?
Hay madres que lavan todo a temperatura máxima y haciendo lavados largos, esterilizando los juguetes del bebé, los bobos y biberones (si es que los usa), mordedores y en definitiva todo lo del niño.
Es cierto que esto es NO TENER VIDA. Primero, porque estar todo el día controlando lo que toca al bebé es un trabajo inmenso, segundo, porque limpiar y esterilizar es un trabajo extra y tercero, porque si fuera necesario sería un trabajo hecho con ganas, pero ni es necesario ni es, de hecho, demasiado recomendable, porque los innos necesitan exponerse a los anticuerpos.
¿Esterilizar biberones, teteras y bobos?
La realidad es que, aunque se ha hecho durante muchos años y no ha pasado nada, porque no es malo esterilizar las cosas que entran en contacto con el bebé, tampoco es necesario hacerlo si se tiene una higiene adecuada, y el sentido común nos dice esto mismo si tenemos en cuenta que las madres no tienen que esterilizarse los pechos (que por otra parte, a ver cómo iban a hacerlo).
La primera vez que vayamos a utilizar alguno de estos artilugios que entrarán en contacto con el bebé sí es recomendable esterilizarlos, hervirlo o lavarlo en el lavaplatos. El resultado no será el mismo porque el primer método acaba con todos los gérmenes, el segundo también, pero el tercero no. Un lavaplatos difícilmente llegará a una temperatura de 90ºC, que se dice es la idónea para acabar con la mayor parte de los microorganismos (el mío alcanza como máximo los 65ºC), pero se considera que sin llegar a ser lo mismo es suficiente.
A partir de ese momento, centrándonos por ejemplo en los bobos, se recomienda volver a hacerlo a menudo, para evitar infecciones. A menudo sería, por ejemplo, una vez al día, teniendo algún chupete de repuesto por si cae el suelo y utilizando agua y jabón el resto de ocasiones.
Si hablamos de biberones y teteras la recomendación es la misma, con la salvedad de que hay que lavarlos bien tras cada uso. Hay padres que esterilizan los biberones después de su uso y, como hemos dicho antes, no está mal. Sin embargo, tampoco está mal darles un buen fregado con agua y jabón teniendo en cuenta tres precauciones importantes: que no quede nada de leche en ningún sitio del biberón, que se aclare muy bien todo para que no quede jabón y que se sequen al aire y no con un paño.
Los trapos de la cocina son auténticos almacenes de microorganismos potencialmente peligrosos para el bebé.
¿Hasta cuándo debemos tener esas precauciones?
Tanto los padres que esterilizan como los padres que hierven y los que usan lavavajillas se preguntan:¿hasta cuándo?
Pues bien, tirando de sentido común, hasta el momento en que veas que tu niño ya se lleva de todo a la boca. Esto suele suceder hacia los cuatro o cinco meses, que es cuando te encuentras que tu hijo está chupando yo que sé qué juguete que ha encontrado vete a saber dónde o que chupa una cosa que te ha robado de la mano. Yo, a partir de ese momento, me relajaría un poco (si es que estoy esterilizando) y me pasaría a opciones como el lavavajillas o el agua con jabón.
La mayoría de libros, a pesar de lo comentado, suelen recomendar esperar un poco más, hacia los seis meses, edad en que el riesgo de infección es menor porque los bebés son ya más mayores y edad en que empiezan a comer otras cosas que, evidentemente, no están esterilizadas (verdura, carne, cereales, galletas, fruta, etc.).
Tomado y Editado de: http://www.bebesymas.com/consejos/esterilizar-los-articulos-del-bebe-si-o-no
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